Septiembre inició en Álava como concluyó agosto, con calor, mucho calor. Nos esperaba el Santuario de Oro con tarde absolutamente despejada, sin una nube... pero con una pareja a punto de casarse que derrochaba alegría y complicidad. 

Igone y Carlos se dieron cita en este lugar, donde les esperaban sus respectivas familias y amigos. En una ceremonia seria, apegada al guión establecido, nunca olvidaremos cómo Igone se saltó, sin desearlo, el mencionado guión. Leyó la parte que le correspondía al que ahora es su marido y provocó la carcajada general, lo que alivió la tensión y los nervios del momento. Y tampoco será fácil olvidar el largo y apasionado beso que los novios se dieron cuando se les concedió el permiso, una muestra de cariño jaleada por los amigos de la pareja, por lo que el oficiante tuvo que intervenir para solicitar respeto. 

Todo ello da una imagen de que esta pareja enamorada quiso compartir su amor sin ataduras con toda su gente. Posteriormente, fueron a celebrar el enlace en el restaurante Andere, donde la fiesta continuó durante el banquete y el posterior baile. 

Alegría por doquier, cariño a raudales y felicidad plena para Igone y Carlos.