Muchos meses después de nuestra primera toma de contacto llegó el día tan esperado. Y, como no podía ser de otra manera, en este año de lluvias intensas e imprevistas, las tormentas hicieron aparición para refrescar la calurosa tarde madrileña de junio.
Mira que lo hablamos, que sería raro que lloviera en junio, que podrían caer cuatro gotas… Pero las nubes decidieron descargar sus millones de gotas justo en el instante en que ambos novios se dirigían desde sus respectivos domicilios al lugar del enlace, Miravalle, en Guadarrama.
Las lluvias cesaron y dio comienzo una hermosa ceremonia, donde Lucía y Jorge se unieron en matrimonio ante su familia y amigos y, en especial, junto a su pequeño Dylan, fruto de su amor.
En compañía de todos disfrutaron de abrazos, risas, emociones, mientras que en la sierra madrileña fueron desapareciendo los últimos rayos de sol…